miércoles, octubre 05, 2005

No son


Efluvios manan

de manera independiente,

tras nunca haberlos propuesto.

Natos del opuesto al interés

se alimentan de las raices

creciendo hacia el fondo,

de mis perspectivas.

lunes, octubre 03, 2005

Atmósfera precoz

El divagar de los pensamientos azota el esternón del humilde metacarpo en
su simbiosis con la razón del pesar. No obstante, muchas lunas han de pasar
hasta que sienta como verdadero y propio su espanto, aquel que concibió sin
desear en apenas unos momentos, unos breves instantes de su global
existencia cuando apenas podría aspirar a algo superfluo.

"Quédate ahí, déjalo todo", le habían comentado, pero él era incapaz de
reaccionar ante semejante suerte imprevista, no hubiera sabido como más
volver allí si no hubiese sido por la pasión, pasión que sentía por el
decaer y declinar de los acontecimientos. Como puedo él ser consciente de
que un día estaría dispuesto a precipitarse en la nada, a volver a beber
del fluido inherente a toda sustancia, a sus destino. Su quehacer diario se
rompería.

Visto desde una óptica existencialista, le adulaba en demasía este sufrimiento.

Todo antes había marchado para bien, para cosas desconocidas.

En una escala superior, alguien observaba, consciente sin esperar demasiado
de la situación, estos acontecimientos de orden cósmico. La gula y pereza
habían sido sobrepasadas al mismo tiempo para respetarlo desde un ángulo
equidistante al zénit del ocaso, tremenda y distinta concepción del otro
sujeto.

Los flujos de la realidad hervían exasperadamente. Un zona oscura,
llámesele agujero, se había abierto en su pos. Un destino hacia el
holocausto. Imposible decidir o argumentar para el cosmos, nada que hacer,
no se puede retornar a una ruta perdida en la nada. Para todos los que
tuvieron oportunidad de ser brevemente conscientes, les fulminó la densidad
de nada reinante, el origen de la causa.

Nunca más se volvió a saber ni a razonar sobre el instante. Se había
abandonado a destiempo.